Durante las pasadas dos semanas y media he vivido lejos de mi hogar. Una antigua alumna me abrió las puertas de su casa y me prestó su familia para tener dónde quedarme mientras Wu Siumán viajaba a Lima a arreglar unos asuntos.
Tengo un esposo preocupado por mí
Un diagnóstico de cáncer puede poner a prueba cualquier matrimonio. En nuestro caso, lo estamos sobrellevando juntos. Por eso, cuando se vio en la necesidad de viajar, Wu Siumán se preocupó por mí. Le costaba irse y dejarme sola. Él sabe que soy autosuficiente, pero también terca. Si algo me ocurriera, relacionado con la salud, de seguro no iría a buscar ayuda.
Partió tranquilo porque me ofrecieron un hogar dónde quedarme y acepté. Pasé dos semanas y media en lo alto de una montaña, con la desventaja de que ahora que estoy de regreso a mi casa en una urbanización en el pueblo me parece demasiado calurosa.
Fue una buena experiencia. Me consintieron y hubo un momento en que me llevaron a la clínica, que no a emergencias, para tratarme la tos. Wu Siumán tenía razón: por mí no hubiera ido y resultó que debía.
¿Qué pasó con las perrijas?
- Cathy con cara de inocente
- Lucy con flor
Extrañé mucho a Cathy y a Lucy quienes se hospedaron con Perry, un amigo chiguagua, en San Lorenzo. Allá la pasaron bien, las añoñaron y puede que en el fondo hubieran preferido quedarse. Acá no tienen el roznido de un burro como sonido de fondo.
De vuelta al hogar

Arreglo en mi habitación en el hogar lejos del hogar
Ahora la familia está completa luego de unas vacaciones de dos semanas y media. Lo que nos espera es el regreso a la normalidad. En mi caso, será nueva porque por fin comenzaré el tratamiento que hemos tenido que posponer por razones variopintas.
De todos modos, ya sé que cualquier cosa, cuento con un hogar lejos del hogar.